domingo, 30 de diciembre de 2007

LEONARDO DA VINCI Y EL SEÑOR SPOCK (O DEL ARTE Y LA CIENCIA... FICCIÓN)

Vuelve a ser tramposillo el título del post, pero no deja de ser una forma de llamar su atención. ¿Qué pueden tener en común el impasible Spock y el genial Da Vinci aparte de su portentoso intelecto? Paciencia que ahora se lo explico…

Estaba estos días estudiando a los seguidores milaneses de Leonardo y buscando imágenes de la obra de Giampetrino me he encontrado con una representación de la Virgen con el Niño con una particularidad: en el reverso aparece representado un complicadísimo poliedro…

Giampetrino: Virgen con el Niño (museo Poldi-Pezzoli, Milán)


Se trata de un Icosidodecaedro; esta figura casi regular está compuesta por 32 caras poligonales: 20 triángulos equiláteros y 12 pentágonos regulares. La primera representación visual que se conserva de este poliedro es la del Códice Atlántico en dibujo de Leonardo y el grabado, basado en sus dibujos, que se usó para ilustrar la obra De Divina Proportione de su buen amigo el monje franciscano Luca Pacioli.

Leonardo dibujó las aristas sólidas para facilitar, a través del juego de luces y sombras, la comprensión de los volúmenes y distinguir claramente las caras que están al frente de las que están al fondo. No sabemos si Leonardo creó las figuras utilizando únicamente su habilidad y su capacidad intelectual y especulativa o se basó en modelos tridimensionales reales.

El caso es que Giampetrino decidió homenajear a Leonardo al tiempo que exhibía su más que notable conocimiento de sus estudios científicos. De ahí el extraño tema geométrico que ocupa el reverso de esta pintura devocional (y que dejaría razonablemente perplejo a cualquier espectador desprevenido). No es la única huella leonardesca del cuadro, ni la más evidente: no hay más que fijarse en la expresión de la Madonna, en la iluminación y en la técnica pictórica empleada. ¿Y se han parado a preguntarse la razón del gesto del Niño, de su extraña torsión? El motivo es que ha visto un gatito, pero no se esfuercen que no aparece en este cuadro: es este gatito que aparece en un esbozo de Leonardo precisamente con el tema de la Virgen y el Niño…

Leonardo reinterpretó este mismo gesto de forma distinta en Santa Ana, la Virgen y el Niño del Louvre, sólo que cambiando el gatito por un cordero y readaptando la postura del niño. A Giampetrino le fascinó el gesto y lo expuso directamente eliminando el objeto que lo motivaba (gatito y cordero).

Pero me estoy saliendo de lo programado, así que vuelvo al tema que me ocupa, que si no luego me enrollo y me riñe Toth. El caso es que el señor Spock, cuya relación con Leonardo da Vinci quiero dejar sentada rotundamente tras este post, era vulcaniano. Los vulcanianos popularizaron un juego llamado Kal-toh que consistía en manipular, hasta hallar el equilibrio (o algo así) un objeto tal que así:

… Pero ustedes ya se han familiarizado hasta tal punto con él que pueden llamarlo por su nombre: ¡claro que sí, el icosidodecaedro, cómo no!

Pues ése y no otro es el nexo entre Leonardo y Spock. Aunque si he de ser honrado, sería más correcto enlazar a Spock con Pacioli o incluso Arquímedes pero… ¿qué quieren que les diga? Ninguno de los dos tiene la prensa de Leonardo como para ser protagonista de cientos de best-sellers. Por cierto, si no lo han hecho ya, escuchen a Spock's Beard, un lujo de grupo.

¡Feliz entrada de Año para todos! ¡Hacia el infinito y más allá!


miércoles, 26 de diciembre de 2007

¿QUIÉN ESCRIBIÓ LAS OBRAS DE WILLIAM SHAKESPEARE?

Del escritor en lengua inglesa más famoso de todos los tiempos se sabe muy poco. Su vida y su obra han sido pasto de todo tipo de elucubraciones, desde una supuesta relación homosexual con Henry Wriothesley, conde de Southampton, hasta la atribución de su vasta producción literaria a otros autores. De esto último nos ocuparemos a continuación.

De todos modos, la inmensa mayoría de historiadores y filólogos defiende contra viento y marea la existencia real de William Shakespeare (1564-1616) y su verdadera autoría sobre todas sus obras.

La primera duda sobre la autenticidad de William Shakespeare como único autor de su magna obra sugirió en 1728, cuando un tal capitán Goulding publicó Ensayo contra demasiada lectura. Allí sugería esta voz crítica que el escritor, dada su formación común, quizá se habría servido en la sombra de un estudioso para auxiliarlo en los detalles eruditos de sus tragedias históricas. Desde entonces se han barajado numerosas teorías que atribuyen a distintas personalidades el repertorio shakesperiano.


A FAVOR

EN CONTRA

Isabel I de Inglaterra
(1533-1603)


La idea de que fue Isabel I la verdadera autora de la obra shakesperiana la desarrolló George Elliot Sweet en 1956, en su libro Shakespeare, el misterio. Para el autor, así lo sugieren la gran inteligencia de la Soberana, su vasta cultura, su necesidad de propaganda literaria y la inconveniencia de firmar títulos de ficción con su propio nombre.

La reina murió antes del estreno de muchos de los trabajos shakesperianos más emblemáticos. Además, por su posición, resultaba imposible que tuviera tiempo libre para escribir las laboriosas tragedias y comedias del Gran Bardo. Tampoco convence el estilo cortesano de las obras como argumento para endosar su elegancia a la misma soberana.

Sir Francis Bacon
(1561-1626)

Una de las hipótesis más sólidas y la más antigua, surgida ya en 1785. En su defensa: la contemporaneidad de los trabajos shakesperianos, la amplísima cultura de Bacon, su facilidad de escritura, sus variados intereses intelectuales y su posición destacada dentro de la corte inglesa.

Diversas figuras históricas han apoyado esta teoría, desde los estadistas lord Palmerston y Otto von Bismarck a los escritores Samuel Taylor Coleridge, Ralph Waldo Emerson y Mark Twain. Sin embargo, cuesta imaginar que un hombre tan ajetreado por labores políticas, filosóficas y científicas se dedicara a desarrollar la enorme obra shakesperiana. Y lo más importante: Bacon firmó con su nombre sus intentos literarios.

Lord Edward de Vere,
conde de Oxford
(1550-1604)

Teoría desarrollada desde los años 20 del pasado siglo, avalada por autores como Looney y Ogburn. Menos notorio que las personalidades anteriores, De Vere tenía los contactos aristocráticos y el talento artístico para ser un Shakespeare. Incluso demostró en varias ocasiones su desapego a la celebridad y el dinero: no le habría importado escribir bajo pseudónimo. Esto, además, le hubiera permitido seguir cobrando de la Corona una renta de 1.000 libras anuales. Sigmund Freud respaldó esta teoría nacida en 1920, una de las más plausibles.

El conde murió antes del estreno o la publicación de los trabajos shakesperianos de madurez. Además, vendió algunos de los títulos que compuso para los Lord’s Chamberlain’s Men, la compañía de Shakespeare. O sea, era un colega suyo, no el autor mismo. ¿Por qué habría de firmar sus mejores obras con pseudónimo si ya cobraba públicamente de la misma empresa por piezas más mediocres? Y su desinterés por el dinero no sería tal si le preocupaba perder la pensión real.

Christopher Marlowe
(1564-1593)

Considerado el padre del verso blanco en inglés y de la tragedia histórica isabelina, desde 1800 se sospecha que este autor fingió su propia muerte para continuar en el anonimato sus labores literarias y de espionaje para el servicio secreto británico. Hay fuertes coincidencias de estilo entreMarlowe y Shakespeare. Además, de que el segundo comenzó a descollar tras la desaparición del primero, un escritor insigne por mérito propio.

Los contemporáneos de Marlowe aseguran que no eran precisamente un hombre modesto. Tan brillante como fanfarrón, sus alardes sexuales, su bravuconería y sus borracheras hicieron peligrar más de una vez la clandestinidad en que debía mantener su trabajo para el servicio secreto. Resulta difícil que un personaje de estas características se hubiera resistido a reclamar para sí la fama y la prosperidad alcanzada en el teatro por Shakespeare.

Un colectivo de intelectuales contemporáneos

Un grupo de hombres notables que trabajaran coordinados (Christopher Marlowe, Francis Bacon, Edward de Vere, Robert Greene, George Peele, Samuel Daniel, Thomas Nashe, Thomas Lodge, Michael Drayton y Thomas Dekker) explicaría la calidad constante, la prolijidad abrumadora, la multitud de personajes tan diversos como bien perfilados y otros rasgos sorprendentes del canon shakesperiano. Esta idea se promociona a partir de 1892.

La tesis del colegio de genios isabelinos y jacobinos hace aguas en cuanto a la homogeneidad del estilo, la complicación de armonizar con naturalidad a talentos tan variados, la coherencia ideológica y otras claves presentes en los trabajos de Shakespeare.


Cronología de las dudas sobre la autoría de Shakespeare (en inglés) AQUÍ.

Pero he querido dejar para el final las dos teorías más rocambolescas y disparatadas. Y además, son de las que hacen Patria. La primera defiende que Shakespeare en realidad era un judío sefardí (de origen español) llamado Santiago Pérez, que en Inglaterra fue rebautizado como Jacques Peres y de ahí, por deformación fonética, en Shakespeare. A quien se le ocurrió esto, por lo menos imaginación no le falta.

La segunda bizarro-teoría (neologismo de de invención propia) defiende que William Shakespeare y Miguel de Cervantes son la misma persona. Eso mismo. No estás leyendo mal. Ni mi juicio se ha nublado. Esa teoría existe y hay personajes que lo defienden. Argumentos: son los dos máximos representantes de la literatura mundial (cada uno en su lengua, claro); murieron el mismo día, el 23 de abril de 1616 (falso, pues el calendario inglés de la época iba con 10 días de retraso respecto al usado en Castilla); no se conoce con exactitud dónde está enterrado Cervantes; no hay testigos ni menciones directas de nadie que haya asistido a su entierro; Shakespeare conocía e incluso leyó El Quijote (obra que le inspiró en la realización de la inédita Cardenio)... Argumentos todos de "gran peso".

Los dos genios juntitos.

La teoría Cervantes-Shakespeare más ampliada:

http://apostillasnotas.blogspot.com
http://rafaminu.blogspot.com

En definitiva, vemos que hasta la más sesuda literatura puede ser objeto de las más disparatadas teorías, proviniendo algunas incluso de verdaderos pesos pesados de la Historia, como Freud o Mark Twain o Bismarck.

lunes, 24 de diciembre de 2007

¡¡¡FELICES FIESTAS!!!

En unas fechas tan entrañables como éstas, los administradores y colaboradores de El blog de Hermes Trismegisto les desean unas felices fiestas y un próspero 2008.
Coincidiendo con estas fiestas, hoy hemos alcanzado las 5000 visitas. No son muchas, pero para nosotros significan mucho. Gracias a todos.
Y ya no me extiendo más, que para discursos tostones ya tenemos esta noche el del rey. Nos seguimos viendo.

domingo, 16 de diciembre de 2007

VELÁZQUEZ MÁS ESOTÉRICO QUE NUNCA.

Siguiendo el camino iniciado por el compañero Girolamo en su interesante artículo sobre el significado oculto tras Las meninas de Velázquez, se acaba de destapar otro gran enigma de la Historia del Arte. Hay otro código oculto en la obra del genial pintor sevillano. Increíble pero cierto. En esta ocasión, en otro de sus cuadros más famosos, La rendición de Breda, conocido popularmente como Las lanzas.
Esta nueva teoría, verdaderamente revolucionaria, de ser cierta, podría hacer temblar los cimientos de la Historia del Arte y un nuevo nombre debería unirse al Olimpo de historiadores del Arte para perpetuarse en el tiempo junto a Winckleman, Gombrich, Panofski, Valeriano Bozal y tantos adalides del Arte.
Abrumado ante tal genialidad, sólo puedo hacer que reproducirla íntegramente sin añadir nada propio, pues sólo lograría desvirtuarla. ¡Agárrense los machos y vean!
Finalmente, pongo enlace a varios comentarios oficialistas alejados de la verdadera realidad del cuadro. Lean, comparen y si lo entienden mejor, apréndalo:

En Wikipedia.
En cossio.net.
En artehistoria.es.
En enciclopedia.us.es.

jueves, 13 de diciembre de 2007

NADA DE NADA.

Ante la reciente utilización de mis últimos artículos para debatir, en los comentarios, asuntos ajenos a lo allí escrito (véase la Escuela de Atenas de Rafael), he decidido poner este post sin tema alguno para poder discutir todo aquello que se desee. Sin límite de tema ni longitud.
Sin ningún tipo de acritud.
¡Que aproveche!

miércoles, 12 de diciembre de 2007

LAURENCE OLIVIER: ACTOR Y ESPÍA.

Laurence Olivier (1907-1989) es conocido mundialmente por ser uno de los mayores actores británicos de todos los tiempos (y, posiblemente, el mejor adaptador cinematográfico de la obra de William Shakespeare), pero también tiene una faceta desconocida para el gran público. Al menos eso afirma una biografía recientemente publicada, en la que se revela que el actor trabajó como agente secreto británico (en el Special Operative Executive y el MI5, el servicio secreto británico) durante la Segunda Guerra Mundial. El libro en cuestión, escrito por Michael Munn y titulado Lord Larry. A personal portrait of Laurence Olivier, está basado en conversaciones mantenidas con el actor entre 1972 y 1981 y en entrevistas realizadas a amigos y compañeros de trabajo del actor inglés.
Al parecer (siempre según la biografía), fue reclutado por el director Alexander Korda en 1940 mientras estaba trabajando en Hollywood. Propuesto directamente por el Premier británico Winston Churchill, Olivier trabajó como director de la operación Korda, que tenía como objetivo aprovechar su privilegiada posición social, que le daba acceso a la flor y nata de la sociedad norteamericana, para crear en Estados Unidos, que se mantenía neutral en el conflicto bélico, una corriente de opinión favorable a la intervención en la guerra al lado del Reino Unido frente a Alemania.
Por ello, cuando los Estados Unidos entraron en la guerra en diciembre de 1941 su tarea finalizó y el actor regresó a Inglaterra para alistarse en la fuerza aérea.
Irónicamente, al iniciarse la contienda mundial, Laurence Olivier fue duramente criticado en Gran Bretaña por quedarse en América y no regresar a su país para alistarse en el ejército.

martes, 4 de diciembre de 2007

JEREMY BENTHAM: UTILITARISTA HASTA EN LA TUMBA.

El filósofo y economista británico Jeremy Bentham (1748-1832) es el padre del utilitarismo, corriente de pensamiento basado en la idea de que el hombre tiene una tendencia hacia el placer y el bien, y contra el dolor y el mal. Fue un trabajador incansable: publicó cerca de un millón de palabras y otro tanto dejó sin editar, fue un radical defensor del vegetarianismo y también inventor del polémico panóptico (o panópticon, cárcel en la cual es posible la vigilancia desde sólo un punto, sin ser visto, y en la que con una mirada que vigile, cada preso la sentiría pesar sobre sí y terminaría por interiorizarla hasta el punto de vigilarse a sí mismo).

Sin embargo, una de sus facetas menos conocidas es la de inventor de palabras. Me explico. Cuando no encontraba palabras que describieran exactamente sus pensamientos, inventaba otras nuevas, creando neologismos. De este modo, al parecer, fue el creador del término “internacional”. Y de esta faceta suya, nos interesa un concepto mucho menos exitoso, pero, sin duda, más divertido, el ”autoicono.

Este concepto está relacionado con su idea de ¿por qué enterrar a los difuntos si eso es un despilfarro? Para ello, propuso utilizar los cuerpos muertos para algo más útil (y vistoso) que simple alimento de gusanos. El buen hombre pensó que los cadáveres, correctamente embalsamados, podrían ser empleados como esculturas para colocar en los cruces de caminos, como elemento dentro de los paisajes (incluso desarrollando escenas) o hasta para decorar los hogares (con las cabezas como centros de mesa). Con esta idea también podríamos considerarle el pionero del reciclaje. Y en consonancia con ello, Bentham pasó sus últimos meses de vida trabajando en un ensayo titulado muy ilustrativamente Autoicono, o los usos de los muertos para los vivos, en el que podemos leer cosas como: ‹‹Si un caballero rural tiene hileras de árboles que se extienden hasta su mansión, los autoiconos de su familia pueden alternar con los árboles; un barniz copal protegería el rostro de los efectos de la lluvia››.

Y como Bentham era un hombre de principios y actuaba siempre en consecuencia, lo dejó todo atado y bien atado para asegurar su futuro postmortem. De este modo, siguiendo sus deseos, a los tres días de su fallecimiento, sus amigos se reunieron con doctores y estudiantes de medicina en la Escuela de Anatomía de Webb Street, donde el cuerpo del filósofo, vestido con su camisa de dormir, yacía en la mesa de disección. Allí, su médico pronunció un panegírico y a continuación, diseccionó el cadáver ante los ojos de amigos y médicos. Además de ser un curioso funeral, el acontecimiento fue también un acto de protesta política, ya que en aquella época los únicos cadáveres que se diseccionaban para que practicasen los estudiantes de medicina eran los de criminales ejecutados (pues la disección estaba considerada como un castigo añadido a la pena capital).

Por desgracia para Bentham, sus amigos no cumplieron su último deseo de ser plantado ‹‹en el camino de entrada a la mansión de un caballero rural››. Como ya he dicho antes, el bueno de Jeremy era, ante todo, un hombre de principios. Pero, en lugar de ello, su esqueleto está sentado en el interior de una urna de cristal en un pasillo del University College de Londres (institución de la que fue cofundador y a la que legó todos sus bienes tras su fallecimiento), vestido con su propia ropa y empuñando su bastón de paseo favorito.

La única alteración que sufrió el cuerpo fue decidida por los funcionarios de la institución, que pensaron que la cabeza tenía un aspecto demasiado desagradable después de la disección, por lo que fue sustituida por una reproducción en cera. No obstante, la verdadera cabeza también está allí, pseudomomificada en el interior de una urna y con unos ojos azules de cristal (que, al parecer fueron, elegidos por el propio filósofo años antes de fallecer).

Y allí sigue en la actualidad, dentro de la vitrina para poder ser visitado y de donde es sacado, en ciertos momentos y bajo determinadas condiciones, y trasladado hasta la sala en que se celebran las juntas directivas del University College. En esas ocasiones, se le considera un asistente más: ‹‹Jeremy Bentham, presente pero sin derecho a voto››.

Al final, el único autoicono que Bentham logró que se creara fue él mismo. Irónico, ¿verdad?

DEDICADO [CON AFECTO] AL COMISARIO BORDELLI.