viernes, 13 de julio de 2007

EL MITO DE LA CREACIÓN DEL MUNDO

En los últimos 130 años se han descubierto y publicados varias versiones del Enuma Elish, el Poema de la Creación acadio, datado hacia 1200 a.C. Una de las versiones (descubierta en Sippar y escrita en babilonio en el siglo IV a.C.), dice así:
La santa casa, morada de los dioses, (todavía) no estaba edificada en un lugar santo;
la caña no había crecido, el árbol no había sido creado,
ningún fundamento estaba en su lugar, (su) molde no había sido creado,
la casa no había sido construida, la ciudad no estaba fundada,
la ciudad no había sido edificada, los seres vivientes no existían (todavía).
Nippur no estaba edificada, el Ekur no había sido creado,
el Apsu no estaba hecho, Eridu no había sido creada,
de la santa casa, morada de los dioses, el lugar (de residencia) no había sido hecho.
La totalidad de los países era mar,
lo que entonces existía estaba sumergido en el mar;
entonces Eridu fue edificada, el Esagila fue creado,
el Esagila que Lugaldukuga fundó en el seno de Apsu;
Babilonia fue edificada, el Esagila (fue) allí acabado;
los Anunnaki que él creó en número equilibrado
la nombraron solemnemente ciudad santa, morada agradable a su corazón.
Marduk en la superficie de las aguas ensambló un cañizo,
creó el polvo y con el cañizo lo mezcló.
Para instalar a los dioses en una morada agradable a su corazón
creó a la humanidad.
La diosa Aruru creó con él la raza de los hombres;
él creó sobre la tierra desierta el ganado de Shakkan, dotado de vida,
creó y puso en su lugar el Tigris y el Éufrates,
a los que dio el nombre adecuado.
Creó la hierba, los sembrados, los cañaverales y la madera,
creó la vegetación de la estepa,
las tierras firmes, los marjales y las cañas,
la vaca salvaje y su cría, el ternero salvaje, la oveja y su cría, el cordero del redil,
también los jardines y los bosques,
el carnero salvaje, la cabra montés [...]
El señor Marduk en los confines del mar hizo un terraplén,
[...] cañaverales y juncos instaló,
[...] hizo existir [...];
creó cañaverales, creó árboles,
(hizo fundamentos), creó el molde,
(construyó la casa, fundó la ciudad,
edificó la ciudad, puso en su lugar a los seres vivientes,
edificó Nippur, creó el Ekur,
edificó Uruk, creó el Eanna).
Traducción de Federico Lara Peinado en Mitos sumerios y acadios, Nacional, Madrid, 1984, p. 245, obtenido de GRAVES, Robert y PATAI, Raphael,
Los mitos hebreos, Alianza, Madrid, 2007, pp. 22-24.

Supongo que, tras la lectura, os habrá sonado (a mí sí) a otro mito de la Creación que nos toca más de cerca (Génesis, 1-2, 3).
Otra muestra que el Mediterráneo es un pequeño charco y Oriente Medio, desde los albores de la civilización, un lugar de cruce y encuentro de cientos de culturas y civilizaciones (¡más o menos como hoy en día!).

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